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¡Alma incorpórea, abarcando la totalidad!
Nos sentimos completamente libres cuando nuestras reflexiones
se generan desde lo más profundo de nuestro ser. Pensamientos puros expandiéndose
hacia el Infinito; pensamientos puros permaneciendo en la eternidad.
Somos conciencia de
nuestra presencia en el universo; somos nuestra verdadera identidad… y somos la
prístina esencia de nuestra unidad.
Nuestro deseo de Libertad es obra de nuestra individualidad.
Fruto de nuestra conciencia (pura) forjamos (nuestra)
realidad. Solo, desde el ser, somos generadores de una “realidad libre” (transcendente) y, por lo tanto, verdadera.
Alma,
principio rector de nuestros pensamientos
Los pensamientos son los principales instigadores
de una búsqueda inquebrantable de independencia. Si no pensáramos no sabríamos en
que consiste la Libertad; si
verdaderamente existe, si ha existido o si, algún día, existirá.
El Alma es
“señora” inherente de la Libertad; prueba de lo intangible, de
lo inalterado, de lo eterno, de lo sublime y, en consecuencia, de la verdad.
Alma, principio
vital de la PERSONA
El Alma, es memoria vital, renacida de un evento pretérito en su
singularidad impar y, por ende, constituyendo la base de nuestro ser.
El Alma de la PERSONA es semejante
al “Alma”
del universo y contiene lo que el universo contiene. Como una gota de agua
impactando en la inmensidad del mar.
El ser, en comunión
directa con todo lo que le rodea, instituye la verdadera independencia del
individuo a través de su propia intuición y de la observación directa de las leyes
de la naturaleza. Es decir: cuando entramos en contacto con la naturaleza,
haciendo uso de la intuición y de la observación, somos capaces de fusionarnos
con la energía cósmica; fuente creadora de toda vida.
El Alma
es la esencia pura del ser, es inicio y fin; pedestal primigenio de la existencia;
es origen cósmico de la humanidad y es la máxima representación de la individualidad.
Es una aspiración hacia la Infinitud; sin
posibilidad de abarcar lo absoluto. Y es… el ser en permanente unión con el
Cosmos.
En definitiva: somos seres espirituales, sin
saberlo… ni pretenderlo. Incansables buscadores del porqué de nuestras
existencias… Somos autoconciencia. Por todo ello, el Alma, es el ente regente de nuestra conciencia y la base fundamentadora
de nuestra Libertad.
Santiago Peña
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